28.8.11

God of War: La Historia de Kratos


La sangre de los dioses debe desaparecer. Sangre, ira, furia y venganza. Analizamos paso a paso y juego por juego, una de las sagas más espectaculares de todos los tiempos, un viaje lleno de crueldad en busca de redención y venganza contra los dioses.


God of War

Ya queda lejos la fecha de salida de este, cuanto menos, magnífico juego. Allá por el año 2005, los estudios de Sony Santa Mónica, estrenaron este God of War 1. El juego comenzaba con una visión muy tétrica del mundo. Nuestro héroe, Kratos, se encontraba en la cima de un monte desde el cual se arroja a un mar enfurecido. Antes de que este llegue siquiera a rozar el agua, comenzamos a vivir un déjà-vu y la vida de Kratos comienza a ser relatada.

Nada más comenzar el juego, nos encontramos en un barco, prisionero, pero con una intención oculta: Kratos escapa con la ayuda de Poseidón y recorre una flota de barcos que comienza a desmoronarse debido a la fuerza de una tormenta por la que se han visto sorprendidos. La principal causa de que el guerrero se encuentre aquí es que, por orden del dios Poseidón, Kratos debe eliminar a la Hidra, que ha sido encontrada en el mismo mar Egeo.
La primera revelación sobre nuestro pasado, así como parte de la trama que mueve esta saga, aparece cuando encontramos al capitán de la flota y nuestro carcelero, el cual se encuentra dentro de una celda escondido de los peligros que acechan en la tormenta. Este comienza a recordarnos el porqué de nuestro encarcelamiento y el porqué del temor que se nos tiene en toda Grecia. Kratos, natural de Esparta, era general de las tropas de esta polis. Ningún ejercito podía detenerlos, hasta que una alianza de pueblos bárbaros logró unir a un ejercito superior al de Kratos y lo derrotaron. El espartano queda a merced del líder de los bárbaros, por lo que, en un último esfuerzo, convocó a Ares, dios de la guerra. El espartano entregaba su alma al dios si este se encargaba de sus enemigos. Ares, descendió del Olimpo y eliminó a los bárbaros. El dios de la guerra obsequió al espartano con las temibles espadas del Caos, las cuales quedaron atadas a su cuerpo mediante cadenas y Kratos eliminó al jefe del ejército que, hacía unos instantes, lo había humillado. Uno a uno, el resto de pueblos fueron cayendo de la mano del espartano y, por consiguiente, bajo el yugo de Ares. Hasta que la voluntad del dios lleva a Kratos a su pueblo natal donde, entre batallas y sangre, se encuentra con su esposa e hija. Ciego de ira, este arremete contra su familia, masacrándola. Antes del inicio del combate, un oráculo advirtió a Kratos que no entrara en el templo de la ciudad, pues luego se arrepentiría. Una vez vio lo que había hecho, se rebeló contra Ares jurando que acabaría con su vida. En este momento, el oráculo, cubre el cuerpo del espartano con las cenizas de su familia. Es por esto que recibe el nombre de "Fantasma de Esparta".
Tras esto, Kratos se convierte en el campeón de los dioses, condenado a realizar una serie de tareas en busca de la redención y la absolución del tormento que su mente le causa (este es el motivo de encontrarnos en busca de la Hidra por orden de Poseidón). El espartano regresa del Egeo y se comunica con Atenea para reclamar el perdón de los dioses, pero esta, lejos de ofrecérnoslo, nos mandará una última misión, esta vez de nuestro agrado: Ares debe morir. Para conseguirlo, Atenea nos envía en busca del titán Cronos y del templo de Pandora, situado en las espaldas de este.



Cronos se encuentra en el desierto, exiliado y condenado a llevar encima el Templo de Pandora durante el resto de los días del mundo, tras haber sido derrotado por su hijo, Zeus, en la gran batalla de titanes y dioses. Kratos, que tras largo trabajo logra adentrarse en el templo, debe encontrar la conocida como “Caja de Pandora”, la cual oculta los grandes poderes de los dioses. A través del desierto y enfrentándose a numerosos peligros entre los que destacan sirenas, minotauros, cíclopes, etc. Kratos logra obtener la Caja de Pandora y se dirige con ella a Atenas, ciudad que esta siendo devastada por Ares. Antes de que el espartano pueda usar el poder que la caja contiene, el dios se percata de su éxito y acaba con su vida. Mientras la muerte le llega y comienza su descenso hacia los infiernos, Kratos, observa que el camino que tomo para llegar desde el templo hasta la ciudad griega se extendía sobre una enorme espada que dos estatuas sostenían. Una vez en el Inframundo, el espartano es atormentado con nuevas visiones sobre la muerte de su familia y ve como sus espadas regresan al dios que una vez se las concedió. Kratos regresa milagrosamente a la vida gracias al odio que siente por el dios que lo encadenó a su nueva vida. En este momento, y casi recuperado, logra abrir la caja y sus poderes le conceden tal poder que su tamaño se eleva hasta el del mismísimo Ares. El espartano toma la espada que vio durante su trance y acaba con el dios. En este momento, y una vez terminada su última tarea, Kratos comprende que sus pesadillas no cesarán, así que decide arrojarse al vacío desde un monte de la polis de Atenas, es aquí donde comenzaba nuestra historia. Antes de que el hombre llegue a estrellarse contra las rocas del enfurecido mar al que se arrojó, Atenea lo rescata, los dioses no olvidan lo que él hizo por los olímpicos. Desde la misma cima, la diosa le muestra la entrada al Olimpo, le hace entrega de sus nuevas Hojas de Atenea, parecidas a las espadas del Caos, en el que el guerrero de Esparta ocupará su nuevo lugar en la historia como nuevo Dios de la Guerra.


God of War 2

El nuevo dios de la guerra, Kratos, convoca a su pueblo natal, Esparta, y los lleva por un camino sangriento con el fin de conquistar el resto de Grecia. Los espartanos llegan a Rodas y el dios no duda en echar una mano a sus hombres. Desciende a la tierra, con el tamaño de un verdadero dios y comienza a pisotear las casas de la ciudad hasta que un águila blanca se acerca a él y le roba sus poderes, los cuales otorga al conocido como Coloso de Rodas y este cobra vida. Kratos, furioso con el águila (él cree que el ave es Atenea en realidad) vuelve a convertirse en un ser totalmente mortal, pero esto no es un problema para el fantasma. Atraviesa la ciudad, recorriendo sus edificios y tejados hasta llegar a una plaza frente al templo del rey de los dioses Zeus, que en esta ciudad había edificado. Zeus se hace presente ante el espartano y le entrega la espada del Olimpo, la cual absorbe el resto de poderes y vitalidad de Kratos. Una vez la espada se carga con la energía del espartano, vence sin problemas al coloso, pero la mano de este aplasta al guerrero que queda gravemente herido. Kratos escapa de su prisión y el ave hace nueva aparición aterrizando cerca de él y transformándose en Zeus. El rey de los dioses pide al espartano que le sirva de un modo fiel y que detenga la guerra, a lo que el espartano se niega. De esta forma el dios de dioses, clava la espada del Olimpo en las entrañas de Kratos, acabando con su vida y terminando con el resto de guerreros que se encontraban en la ciudad. 



La muerte le consume y vuelve a descender al Inframundo pero ante él se aparece Gaia, la reina de los titanes, la cual ayuda a Kratos a escapar del infierno y le ofrece su ayuda para acabar con Zeus. El titán cuenta que la única fórmula de vencer al rey de los dioses: obtener nuevamente la espada del Olimpo. Para ello, deberá viajar a través del tiempo hasta el mismo momento en el que Kratos aperece frente a Zeus. El espartano comienza su nueva aventura en busca de las hermanas del destino. Gaia hace llamar a Pegaso y el guerrero viaja sobre su lomo. En su viaje se encuentra con Prometeo, quien logró robar el fuego del Olimpo. Este, condenado a sufrir un castigo eterno (que consistía en alimentar a un águila con sus propias entrañas y ser regenerado día a día para no desfallecer), es liberado por Kratos, quien lo arroja a una especie de recipiente que contiene parte del fuego del Olimpo. El espartano sigue obteniendo poder a medida que su viaje avanza. Nuevamente, sobre Pegaso, Kratos viaja hasta la isla de la Creación. En esta isla, nuevos peligros le esperan, así como personajes de la mitología griega como Perseo, Ícaro o, incluso, el rey bárbaro que una vez aniquiló con sus espadas del caos, el mismo bárbaro que tuvo su vida en sus manos tras derrotar al ejército espartano. Kratos avanza por la isla, hasta que se encuentra con el Fénix, su única manera de llegar hasta las hermanas del destino. Antes de montar sobre el ave, dos enfrentamientos de vital importancia se presenta. El primero se realiza contra un misterioso guerrero que resulto ser el general que había convocado para sus ejércitos, aquellos que atacaban Rodas. El general le cuenta que, Zeus, como venganza contra el ex-dios de la guerra. El siguiente al que nos enfrentamos es la criatura marina Kraken, la cual no es algo más que una simple molestia y acaba empalando en el puente que nos llevará hasta nuestra vía de escape.
El Fénix nos lleva hasta el templo de las hermanas y nos encontramos ante ellas. Intentan por todos los medios destrozar al espartano pero, al verse muy por debajo de su potencial, deciden viajar atrás en el tiempo, justo hasta el momento en que Ares y Kratos se enfrentaron, con el fin de destruir la espada que uso en su combate. No logran conseguirlo y el espartano encierra a Lequesis y Atropos, dos de las hermanas, entre el presente y el pasado, mientras que la otra hermana, Cloto, la destroza sin piedad. Kratos se convierte en el rey de los hilos del destino y regresa al momento de su batalla con Zeus. El espartano evita su muerte prematura en el pasado y se lleva consigo al rey de los dioses. La muerte de Zeus está próxima y, en el momento en que el fantasma de Esparta decide asestar el golpe de gracia, Atenea se interpone en la dirección de la espada del Olimpo. Atenea explica al espartano que el dios es su padre y que este, por miedo a que su hijo acabase con él, al igual que este mismo acabó con su padre, decidió matarlo.



Claramente, esta es una gran revelación pero, haciendo caso omiso, Kratos vuelve a la sala de los hilos del destino y retrocede hasta el momento de la Gran Guerra entre dioses y titanes. El hijo de Zeus, trae de vuelta a todos los titanes y se dirige junto con ellos a la cima del monte Olimpo.


God of War 3



El juego continúa justo donde lo dejamos en la anterior entrega. Kratos, lleno de ira se dirige hacia la cima del monte Olimpo para poner fin a su venganza. Zeus, percatado del ascenso de los titanes, envía a todos los dioses a ocupar posiciones de defensa, siendo Poseidón el primero con el que nos encontraremos. El dios del mar se arroja a las aguas cercanas al monte y comienza a elevarse junto con el Leviatán. Atravesando los recovecos de Gaia, el espartano comienza a enfrentarse a las hordas del Olimpo hasta encontrarse cara a cara con Podeidón. La lucha comienza, el dios arremete contra nuestro soporte, Gaia, mientras que el guerrero espartano se encarga de destrozar la bestia acuática que tiene prisionera al titán. Una combinación de poder de nuestra compañera junto con la mayor brutalidad de Kratos, sacan a Poseidón de su escondite marino. El espartano, arremete ahora contra un dios totalmente destruido, acabado. Golpe a golpe, vemos como nuestra pantalla es inundada por una sangría sin precedentes. El dios ha muerto y los mares se resienten provocando un brutal tsunami que asola las ciudades cercanas. Nuevamente sobre el titán, Kratos sigue su avance hasta llegar a la cima del monte donde nos espera Zeus. El combate esta vez no tendrá lugar dado que, el rey de los dioses, nos destroza con un rayo y tanto el titán como el espartano comienzan a caer. Usando la espada del Olimpo, Kratos logra mantenerse sobre su única forma de ascenso pero Gaia no está dispuesta a ayudarnos. Nos dice que tan solo somos un peón en su plan de venganza contra los dioses y nos envía directamente al río Estigia, donde poco a poco perdemos nuestros poderes.
Tras la caída, el espartano logra abandonar el río de las almas. Desprovisto de su poder y su fuerza y a punto de sucumbir a la muerte, Atenea, esta vez en forma de espíritu, se nos presenta y nos da fuerzas para continuar.



Kratos, quien no se fía de la diosa que se sacrificó para salvar a su mayor enemigo, quien además es su padre, recupera la fe en la diosa, que le hará entrega de sus nuevas espadas del Exilio y de su nueva misión: debe encontrar y apagar la llama del Olimpo. El espartano se adentra en el Inframundo y se encuentra con Pirito. El preso nos pide ayuda pero, más que acudir en su rescate, liberaremos a un cerbero gracias al cual haremos arder tanto a Pirito como a su prisión. Robamos el arco del fallecido y seguimos avanzando por el inframundo hasta encontrarnos con los jueces del inframundo, representados por los reyes Minos, Radamantis y Éaco. Estos nos impondrán una serie de pruebas y tras superarlas podemos acceder hasta la fragua de Hefesto. El herrero del Olimpo no nos presta ayuda alguna pero a través de esta sala logramos acceder a las puertas del palacio de Hades. Ante estas encontramos la hoja del Olimpo clavada en una estatua que, al retirarla, comienza a emitir una luz azul de la que surge la voz de una chica que nos pide que la liberemos, pero esto no entra en nuestros planes. 



Tras abrirnos paso hasta lo profundo del palacio, llegamos a una sala en la que se encuentra la tumba de Perséfone, reina del Inframundo, custodiada por una estatua de la misma. Hades comienza a hablarnos y nos deja claro el odio que nos profesa, ¿a qué se debe? Pues simplemente Kratos se la “benefició” en su primera aventura. Abrimos brecha con el ataúd de la mujer en el centro de la estatua y accede a una sala en la que Hades comienza a atacarnos. Tras un largo combate, Kratos se hace con las armas del dios del Inframundo, las garras de Hades. El dios cae herido al río Estigia pero resurge y comienza a atacarnos. El espartano hace gala de su nuevo arma y con la habilidad que estas guardan, arranca el alma del dios y la absorbe para sí. Hades es arrastrado por las almas del río y muere mientras que Kratos ahora puede nadar por el río sin peligro alguno. La muerte de Hades provoca el esparcimiento y huida de las almas del Inframundo. A través de la corriente, regresamos a la fragua. Hefesto se dirige a nosotros sorprendido de vernos. El herrero comprende que Hades ha muerto y nos cuenta su historia. En ella nos desvela la verdadera identidad de la llama del Olimpo que es la prisión de su hija Pandora, la chica que nos hablo a través del fuego de la estatua. Antes de marcharnos, Hefesto nos pide que recuperemos la piedra del Ónphalos, necesaria para crear un arma que acabará con Zeus.. El espartano sigue con su camino y regresa al principio del Inframundo, el lugar donde Atenea se nos presenta. En sus proximidades encontramos la puerta de Hiperión, la entrada que nos conducirá al Olimpo.
La ciudad olímpica, en la que aparecemos, nos da la bienvenida con una imagen del mundo devastado mientras el dios Helios nos sobrevuela y las hordas de esqueletos se lanzan sobre nosotros. Avanzamos a golpe de espada y llegamos a la ciudad de Olimpia donde el propio Helios se enfrenta a un titán de fuego y roca. Con la ayuda de una ballesta logramos derribar a Helios que es capturado y triturado por el titán. No contento con esto, el gigante lanza al dios y nos dirigimos en busca de los restos del accidente. Cuando intentamos acercarnos al dios caído, una tropa de esqueletos forma a su alrededor un auténtico escudo de falange espartana. Antes de enfrentarnos a estos, un cíclope saldrá a nuestro encuentro. Tras golpearle repetidas veces, el monstruo cae y montamos sobre él, haciendo añicos la falange y dejando expuesto al dios. Una vez acabamos con la vida del cíclope, arremetemos contra Helios y nos llevamos, como recuerdo, su cabeza, la cual tiene el poder del sol y nos alumbrará el camino. Mientras Helios cae, su poder se desvanece, y el mundo queda sumido en la oscuridad por la falta del dios del Sol.


Con tres dioses a sus espaldas, el espartano se adentra en las cavidades de la montaña haciendo uso de la cabeza de Helios. Explorando las cuevas y matando enemigos llegará hasta una sala donde encuentra un pergamino que le guiará hasta el Sendero de Eos.
Siguiendo esa ruta, Kratos llegará hasta una sala presidida por una enorme cadena, conocida como la Cadena del Equilibrio, bajo la cual existe una caldera. Usando el vapor desprendido de la misma y con la ayuda de las alas que robó a Ícaro, asciende y recorre el camino que marca la cadena hasta encontrar la salida que le lleve a enfrentarse al titán que luchó contra Helios. Golpea en el ojo al titán con la espada del Olimpo y cae. Mientras, el fantasma de Esparta llega a zona segura a través de la cual volverá a ascender hasta llegar a su nuevo destino, el laberinto de las cavernas.
En este lugar, Kratos deberá accionar una serie de engranajes que pondrán en funcionamiento el laberinto, el cual esta destinado a proteger la cadena del Equilibrio. Conforme avanzamos, y antes de salir del laberinto, el dios Hermes hará acto de presencia. Después de insultarnos y burlarse de nosotros, huirá corriendo verticalmente por la cadena mientras que el espartano inicia su marcha tras él. Al ascender por la cadena llegaremos a una sala, la cual está presidida por la llama del Olimpo, dentro de la cual se oculta la caja de Pandora. El espartano, dispuesto a acabar con ella, es detenido por la mano de Atenea, quien nos dice que la caja aún es útil y que deberá abrirla con la ayuda de Pandora, pues es la llave que abre su protección. Hermes vuelve a aparecer y comenzamos a perseguirle por la ciudad olímpica. La velocidad del dios es muy superior a la nuestra pero Kratos se las ingenia para lanzarse desde una catapulta hacia Hermes, quien queda herido y sin ninguna otra salida que la de enfrentarse al guerrero de Esparta. Su velocidad esta vez tiene poca utilidad y Kratos logra atraparle cercionándole las dos piernas y obteniendo sus botas. Mientras la vida abandona a Hermes, una plaga de moscas y demás insectos salen de su boca, sumiendo al mundo en una nueva plaga.




Con la nueva habilidad obtenida ascendemos al nivel superior de la sala donde se encuentra la llama y podemos acceder hasta un nuevo lugar en el que nos dará la bienvenida Hera, la reina de los dioses. El lugar donde estamos no es otro que un estadio en el que los dioses disfrutan de peleas entre sus siervos. Después de maldecirnos por ser el hijo bastardo de su marido, Hera llama a Heracles (Hércules) para que se enfrente a nosotros. La batalla comienza y, dada nuestra superioridad, Heracles arremete con mayor brutalidad. Creyendo haber eliminado al espartano, el hijo de Hera comete un error fatal que Kratos aprovecha para golpear por la espada y arrebatarle los puños que usaba como armas. Así es como el espartano se hace con los Cestus de Nemea, llamados así por la cabeza del león de Nemea que los caracteriza. La batalla continúa pero no durante demasiado tiempo. Nuestro rival desata su furia y hace gala de su fuerza levantando el suelo sobre el que estamos peleando pero el poder de los cestus hace que este retroceda. Kratos destruye el mismo suelo que Heracles había levantado y ambos acaban en un estanque donde los restos de nuestro rival yacerán.


Una vez salimos del estanque, nos encontraremos en las estancias de Poseidón. En ella encontraremos a una de sus princesas cuya vida se esfumará cuando Kratos la usa de soporte para mantener un torno. Toda una delicadeza. Al lograr abandonar la estancia, apareceremos en las fosas del Tártaro, lugar donde tuvo lugar la gran guerra y donde Cronos se halla preso. El titán nos recrimina su nueva prisión, dado que logramos arrebatar de sus espaldas la caja de Pandora, y decide atacarnos. Kratos se libra del ataque y comienza una batalla que terminará con la barbilla del titán clavada en un pilar de las fosas. Lejos de acabar aquí con su calvario, Kratos decide asegurar su muerte totalmente y clava la espada del Olimpo en la frente de Cronos. Kratos obtiene de esta forma la piedra del Ónphalos y regresa junto con Hefesto. Este nos fabrica el látigo de Némesis, la más poderosa de las armas que encontraremos. El herrero antes de vernos marchar decide traicionarnos pero el nuevo arma de Kratos lo acaba empalando contra un saliente de su herrería en el inframundo. Antes de morir, Hefesto nos pide que protejamos a su hija. Desde esta estancia podemos atravesar una nueva puerta de Hiperión que nos llevará a una nueva zona conocida como los Jardines Altos.
Atravesando este nuevo rompecabezas, Kratos se encontrará con la mujer de Hefesto, la diosa Afrodita. Lejos de querer matarla, el espartano prefiere beneficiarse de la buena predisposición que la diosa tiene para meter en la cama a los hombres. Continuando su camino, Kratos termina llegando a una nueva zona de jardines, los jardines del Olimpo. En ellos Hera, embriagada por el alcohol, intentará golpearnos pero nos libraremos de ella con un simple manotazo. Avanzamos por el laberinto, que forma el jardín, y volvemos a ver a la diosa que esta vez colma nuestra paciencia y termina con el cuello roto. La muerte de Hera supone la desaparición y muerte de todas las plantas del mundo y, por esto mismo, veremos como el jardín se desmorona lentamente. Escapamos del laberinto y proseguimos con nuestra aventura hasta llegar, nuevamente, al laberinto que protege la cadena del Equilibrio.
En el laberinto nos encontraremos con un mortal enemigo, un escorpión gigante, el cual nos premiará con la tormenta de Bóreas, necesaria para avanzar por el laberinto. Posteriormente, nos encontraremos con su constructor, Dédalo, quien cree que somos su hijo, Ícaro. Dédalo nos explica la forma de salir del laberinto y, una vez tenemos la información necesaria, Kratos confiesa que el hijo del constructor ha muerto. Con todo lo que necesitábamos saber, logramos montar y alcanzar el corazón del laberinto donde al fin encontramos a Pandora. Con nuestro objetivo conseguido regresamos hasta la cadena del Equilibrio en la cual la niña nos dirá que para lograr su objetivo la cadena debe ser destruida. Con la ayuda de sus alas, Kratos se arroja al vacío y llega a la sala de los tres jueces.



Una vez allí, el espartano se la ingenia para destruir las estatuas, la cadena queda libre y el equilibrio se rompe. Ahora podemos regresar con Pandora de la misma forma en que descendimos. Alzamos el vuelo y llegamos con la niña que, asustada, no dejaba de llamarnos. Temeroso de que Zeus pudiese haberlos encontrado, Kratos acelera el paso pero, para su sorpresa, la niña se encuentra junto a Atenea. Tras este encuentro, y con la cadena destruida, Kratos regresa a la sala de la llama y hace ascender el laberinto en el que se encuentra Pandora. Antes de que esta pueda arrojarse a la llama y destruirla, Zeus hace acto de presencia. La niña se suelta de quien evitó su sacrificio y se dirige nuevamente a la caja, esta vez siendo Kratos quien la sujeta. Zeus pide al espartano que no le falle a Pandora como el falló a su familia.En ese instante suelta a la niña, que es absorbida por la llama y se produce una explosión. Kratos despierta de la misma y se dirige a la caja que, para su sorpresa y la del propio Zeus, se encuentra vacía. El rey de los dioses se burla de su hijo que, lleno de ira, arremete contra él pero, para entonces, Zeus ya se había desvanecido. Kratos sigue la estela de su padre y se enfrentan en el mismo lugar donde Gaia y Kratos se encontraron frente a frente con Zeus. La batalla comienza y durante la misma es el titán quien hace acto de presencia intentando eliminar a ambos. Padre e hijo logran colarse en una de las aberturas que el Leviatán de Poseidón hizo a Gaia. Kratos sigue un rastro de sangre, dejado por Zeus, y vuelven a encontrarse en el mismísimo corazón de Gaia.
Aquí la batalla se recrudece y el espartano logra asestar una serie de golpes certeros con la espada del Olimpo, con la cual termina atravesando tanto a Zeus como al corazón del titán. Gaia muere en ese momento y los otros dos salen despedidos de su interior. El espartano despierta del golpe y se dirige al cadáver de Zeus del que arranca nuevamente la espada del Olimpo. Mientras este se marcha, del cadáver se levanta una figura espectral del rey de los dioses que acaba con el y lo envía a un lugar de oscuridad, Kratos entra en trance. Durante su nueva caída en la tierra de los muertos, la voz de Pandora resuena en su interior y le hace cobrar cierta fuerza. El espectro de Kratos comienza a moverse por un lugar donde solo es capaz de guiarse por la sangre que en el suelo se esparce. Encuentra un pequeño candil cuya luz se acaba transformando en el tenue brillo que presidía en las estatuas de Pandora. Avanzando por este lugar, Kratos se encuentra con todo lo que provocaba sus pesadillas. La guerra, la muerte de su familia, la sed de venganza...
Pandora vuelve a hablarle y le pide que se libere de sus miedos. Le dice que estos no son su debilidad sino su fuerza. Al final de su oscuro camino, el espartano se topa con la caja de Pandora. Al abrirla, el rostro de la joven se le presenta y el cuerpo de Kratos recibe nuevamente el poder de un dios, gracias al cual logra regresar a la vida. Enfurecido y con un poder mayor al que jamás había sentido, golpea a Zeus con brutalidad y termina con su vida a base de puñetazos mientras nuestra pantalla se llena completamente de la sangre del dios. Una vez la vida de Zeus se ha esfumado, el mundo tiembla y se estremece. 



Kratos abandona el lugar del conflicto pero Atenea le retiene. El fantasma de la diosa le reclama el poder que ha obtenido de la caja para sí misma. Intentará restaurar el mundo pero Kratos, cuyo único fin es destruir el reino del Olimpo, se niega y decide ensartarse con la espada del Olimpo. La sangre brota de su cuerpo mientras el poder de la caja se extiende por el mundo. Atenea, furiosa, nos insulta, nos replica que ese poder se malgastará en manos de simples mortales. Más calmada, decide dirigirse hacia un maltrecho Kratos quien, con las pocas fuerzas que le quedan, regala a la diosa una última mirada llena de ira y de odio. Atenea se marcha y nos deja morir a solas.




El juego ha terminado. Kratos está muerto y los dioses también. Una última escena nos aguarda. En ella vemos el mundo totalmente destrozado, pero eso no es lo más importante. La escena culmina llevándonos al lugar donde el cuerpo de Kratos debiera encontrarse, pero ha desaparecido, y con él, la espada del Olimpo. ¿Será el fin?

4 comentarios:

  1. muy bueno ya e jugado los dos primeros juegos que han salido y ahora estoy esperando el tercero
    muy buenos los efectos especiales los felicito por su trabajo
    y espero que no sea el fin jajaja
    que siga porque esto me fascina.
    Saludos

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  2. yo jugue el god of war 2 y lo pase pero no tube la misma suerte con el god of war 1 pero espero la llamada del god of war 3

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  3. bueno esta bien me gusta

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  4. ahora salio el ascension en el 3 hay mucho sexo y mas sin censura que exitante

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