Esto huele

El pasado Domingo tuvimos otra carrera de F1 en la que, de nuevo, nuestro Alonso quedó a las puertas del podio.

Volvió a tener buenos resultados en los entrenamientos libres y, después de quedar octavo en clasificación, realiza otra proeza y remonta a los primeros puestos en una salida más que buena en la que supo sacar partido a su Ferrari.
El trascurso de la prueba no nos deparó nada nuevo, dominio de Red Bull y una nueva triquiñuela de Hamilton que esta vez le costó la retirada de la carrera al salirse de pista.
Pero la Fórmula Uno empieza a estar contaminada por demasiados intereses que no son estrictamente deportivos. A mi parecer, desde hace tres años llevamos contemplando como la organización permite a algunos equipos circular en los límites de las normas de la competición, dejando la instalación de algunos dispositivos que, después de haber comenzado la temporada, han sido puestos en cuestión para, seguidamente, volver a permitir su utilización. Curiosamente nunca con Ferrari.
Al amigo Hamiltom se le permite, aún, realizar maniobras alocadas que no pocas veces han dado como resultado el que otro corredor perdiera la posición, en el mejor de los casos, o terminara en los laterales de la calzada con el monoplaza destrozado.Conviene recordar cuantas infracciones ha cometido, que luego han sido legalizadas por la organización. Por supuesto hay que contar que todos pertenecen a la Gran Bretaña y no van a permitir que un españolito le moje las orejas.
En definitiva, tenían que terminar con la hegemonía Ferrari y la osadía de un asturiano que ha demostrado su valía en la pista, cuyo único defecto fue hablar de lo prohibido y, una vez que lo hizo, callar.
Seguiremos apoyando a nuestro Alonso, aunque está claro que si los italianos no se ponen las pilas en nuevas tecnologías y no defienden el estricto cumplimiento del reglamento, para ellos se habrán acabado los títulos.