4.9.11

Es mi Maestro

Cuando en los años 70-80 hablabamos de los profesores, no se empleaba este término. Todos decíamos: ¨ES MI MAESTRO¨. Y acompañábamos a la expresión con el rostro lleno de alegría y satisfacción porque entonces, El Maestro, era realmente eso, maestro.

Esas personas dedicaban su vida a formar a quienes acogían en las aulas, enseñaban los conocimientos necesarios para el desempeño de nuestra vida y, con su ejemplo, mostraban un camino de rectitud y dedicación que muchos de sus alumnos siguieron Porque de ahí crecieron la mayoría de las vocaciones que cuajaron en nuevos miembros del estamento educativo.
Es cierto que tenían grandes defectos y que algunos de ellos no merecián el lugar que ocupaban pero, por lo general, nadie se sentía defraudado del maestro o la maestra que permanecía junto a nosotros entre seis u ocho horas derrochando grandes dosis de paciencia y cariño.
Pero todo acaba y, del mismo modo que la democracia acabó con el partido único y otras cosas, los maestros cambiaron su esencia por mejores salarios y menos trabajo. No pongo en duda que las mejoras obtenidas con el paso del tiempo no sean necesarias y justas, pero si cuestiono el coste que han supuesto dichas mejoras en la educación de nuestros jóvenes.
Desde que la nueva era comenzó hemos tenido incontables reformas educativas, se ha repartido la enseñanza entre las autonomías desmembrando la historia, la religión, la geografía y hasta la ética y la moral no son iguales en Andalucía o Cataluña (claro que tampoco hablamos el mismo idioma) y todo esto para que año tras año perdiésemos puestos en el ranking europeo y mundial respecto de la preparación de los escolares. Pero no pasa nada, dejamos promocionar con dos, tres, cuatro, o todas las asignaturas suspendidas, elevamos a la categoria de ministro a personas que no han terminado los estudios superiores o colocamos como presidentes de autonomías a emigrantes de otras tierras que, ademas de no saber expresarse, reniegan de sus orígenes en pos de poder y riqueza.
Y ante esto ¿que hacen los ya llamados profesores? Nada. Se suben al carro del que les da de comer y se niegan a todo lo que no sea, trabajar menos y esforzarse lo justo para que sus alumnos asimilen los conocientos que necesitan. O quizá me equivoque y la idea de que trabajen veinte horas semanales sea condenarlos a la esclavitud. Puede ser que la fórmula de una educación digna y de calidad no pase por el compromiso de padres y profesores en la exigencia de trabajo y esfuerzo a todos los escolares y que no sea necesaria una cultura general de la Nación Española. Puede que esté anticuado y ahora lo realmente eficaz sea no prestar atención a quien lo necesita, no preocuparse de quien no es capaz de superar sus límites, no llamar la atención a los padres que descuidan a sus hijos, no saber nada de todo lo que no sea tu autonomía o no hablar el mismo idioma dentro de una misma nación.
Generalizar provoca injusticias, porque aún quedan maestros responsables con su labor educativa que deben de tener el reconocimiento y cariño que se merecen, pero acomodándonos a lo que deciden quienes no tienen ni idea del asunto y que solo se mueven por ideologías extremas, nos seguirá llevando al desastre como personas. Si no pensamos en los demás y solo nos movemos por nuestro interés seremos responsables directos de lo que ocurra y luego no servirá culpar a otros de nuestras desgracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Con la tecnología de Blogger.
 
Gamvac Actualidad © 2010 | Designed by Trucks, in collaboration with MW3, Broadway Tickets, and Distubed Tour